jueves, 18 de noviembre de 2010

Rendición

Delicada es su piel,
una alfombra de la más suave seda
Afilados sus ojos, como un arpón
apuntando hacia el alma

Exquisitas sus manos
que inmovilizan con sólo rozar

Es su pelo laberinto y perdición
de mis ásperos dedos

Tiene su boca el don
de darle esa sonrisa, tan capaz
de dejarme sin habla...
tan dulce como la miel

Su nombre en sí mismo es un poema
Soportar su aura, guerra
utópica y sin ninguna esperanza
a la que sólo sigue la rendición

Un día la quise...
al siguiente la amé

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